28 de abril de 2007

La habitación cerrada, de Trilogía de Nueva York

Otro poco de Paul Auster. La idea de leer este fragmento radica en plantearse si es bueno indagar tanto en uno mismo, o si esto solo nos confunde más. Hasta que punto la historia de "quienes somos" es tan crucial, es tan necesaria para continuar creciendo en la vida. Escucho ofertas.

" Vagabundeé mentalmente durante varias semanas, buscando la manera de empezar. Toda vida es inexplicable me repetía. Por muchos hechos que cuenten; por muchos datos que se muestren, lo esencial se resiste a ser contado. Decir que fulanito nació aquí y fue allá; que hizo esto y aquello, que se casó con esta mujer y tuvo estos hijos, que vivió, que murió, que dejo tras sí estos libros o esta batalla o ese puente, nada de eso nos dice mucho. Todos queremos que nos cuenten historias, y las escuchamos del mismo modo que las escuchábamos de niños. Nos imaginamos la verdadera historia dentro de las palabras y para hacer esto sustituimos a la persona del relato, fingiendo que podemos entenderle porque nos entendemos a nosotros mismos. Esto es una superchería. Existimos para nosotros mismos, quizá, y a veces incluso vislumbramos quiénes somos, pero al final nunca podemos estar seguros, y mientras nuestras vidas continúan; nos volvemos cada vez más opacos; más y más conscientes de nuestra propia incoherencia. Nadie puede cruzar la frontera que lo separa del otro por la sencilla razón de que nadie puede tener acceso a si mismo. "

8 comentarios:

Silvia Macario dijo...

Si. la verdad es que te hace pensarlo... jaja!
No será que la vida es menos trascendente de lo que parece, y que nos conoceríamos mejor si sólo nos limitáramos a vivirla?
Cuantos momentos sublimes atesora un ser humano? Poquitos. Y en tiempo?
ínfimos!
En qué caraxo invertimos nuestro tiempo de la única vida concreta que tenemos? Mejor ni pensarlo!
No será que ese tiempo es el gran vacío que hace que no nos conozcamos del todo como deberíamos? Y..., me parece que sí.
Besos!

Cecilia- dijo...

Hola Sil!, yo creo que el ser humano es un ser tan complejo, que solo a unos pocos les resulta positivo esto de ahondar en su esencia. Al resto de los mortales, suele mortificarnos bastante. Y a algunos, los termina sentando en el sillón del analista. Que no es malo, pero hay quienes se hacen adictos.
besos y gracias!

Ginger dijo...

Cecilia, que lindoooooooo. Me encantó este post. Otro día te explico filosóficamente porqué. Hoy estoy con síntoma pre-menopáusico.
Besos!

Cecilia- dijo...

Jajaja Ginger!, que se te pase pronto!. Acá quedo esperando la reflexión ansiosa. De paso...quise chequear la noticia que pusiste en tu blog sobre Ferrero, y no existe en ningún diario. ¿Tenés el original?
besos

Unknown dijo...

Hola Cecilia
primera vez que paso por tu blog, me gusto mucho, y tenes razón, siempe se encuentra que ya esta escrito lo que uno quisiera escribir...
saludos

Cecilia- dijo...

Hola nictekono, tus experiencias en Japón no podría escribirlas nadie más que vos!. Gracias por pasar.

LORD MARIANVS dijo...

¿Nadie tiene acceso a sí mismo? Me dejó pensando. A veces no podemos accedernos y otras no queremos accedernos. Tenemos tanto miedo a encender la luz, que muchas veces preferimos la comodidad de la ceguera, por miedo a ver "eso" que está dentro de nosotros. Es facil hablar de la libertad, pero mucho más difícil hablar de lo escrito en las paredes de nuestras cárceles.

Disiento con Auster, somos accesibles, pero ello no garantiza que el camino a recorrer sea amable.

Sebastián dijo...

Ah, sí, gracias por recordar este fragmento. Auster es raro, medio indescriptible, llano y profundo a la vez. Creo que es una especie de Borges invertido, es decir, bueno: muestra sangre, humanidad, allí donde en Borges sólo hay espejos.