Ingenioso

“En la novela "El gran espectáculo secreto", el escritor y director británico de cine de terror Clive Barker cuenta que existe, en algún lugar de los perdidos estados centrales de Estados Unidos, una oficina de correos donde acaban todas las cartas que no pueden llegar a su destino, ni ser devueltas por cualquier motivo. Clive Barker describe ese lugar como un centro de masas donde confluyen líneas invisibles de correos y dejan su carga.

Yo me pregunto si no existirá también en Internet un centro de gravedad postal, donde convergen todos los mensajes perdidos que se despistan al saltar por los routers, o bien si los propios mensajes, aburridos de esperar en las colas de estas pretendidas autopistas de la información, abandonan su camino y derivan en soledad por las carreteras secundarias del Ciberespacio hasta caer en las redes (nunca mejor dicho) de dicho Centro de Gravedad.

Si esto es así, debemos contar con que una enorme cantidad de mensajes se acumulan allí poco a poco, y esto llevará a que algún día se alcanzará la Masa Crítica, al no poder hacer frente a la toneladas virtuales de bytes que caen hacia él.

Cuando llegue ese día el Centro de Gravedad estallará y soltar de nuevo al mundo esos miles de millones de mensajes, que han esperado como benditos en el Limbo la llegada de su Apocalipsis. En esa Eyaculación Digital, una "troupe" de coleteantes mensajes saldrán de nuevo a la luz y se dirigirán, con mas celo que nunca, hacia sus respectivos destinos. De esta manera todas las cartas de amor, de odio, de los spammers, algún miembro de un mail-bombing que se despistó y alejó de su horda, los intentos de "unsubscribe", los mensajes del Patrón avisando antes de las expulsiones de pasados meses, los ficheros AVI pedidos por e-mail, las preguntas sobre el registro de Windows, las quejas por este mensaje y toda la demás calaña, ocuparán las saludables venas de Internet.

Es fácil imaginar entonces el colapso generalizado y la muerte de éxito, durante varios días, del Ciberespacio. Quizá entonces, esperando la resurrección de tal cadáver, podamos pasar varias tardes tomando buen café en un sitio tranquilo con los amigos o paseando en bicicleta, como decía hace meses un ilustre grumete. Creo que no lo lamentaremos.

Ante este ensayo de Armageddon, el Gran Hermano que vigila a/por/para nosotros diseminará estratégicamente por Internet una nueva generación de Routers, que no llevarán a ningún lado, sino que comerán mensajes despistados sin producir nada a cambio (como los Bancos con el dinero, vaya). Es previsible que además se aprovechen para vaporizar los mensajes inconvenientes, los offtopics en las listas de correo, y todo lo que huela a herejía.

De este modo las venas del Ciberespacio estarán limpias para poder espiarnos sin problemas las 24 horas del día. No mas colapsos, no mas offtopics.”

Alfonso Pastor, marzo de 1998