19 de marzo de 2016

Yo misma

Sábado por la tarde, y no estoy durmiendo.
Ni adelantando trabajo. Ni visitando amigas.
Ni viendo una película. Ni en el supermercado.
Ni limpiando. Ni lavando ropa.
Eso sería, más o menos en ese orden, lo que haría habitualmente un sábado a la tarde.
Pero estoy cocinando. Debo haber mutado y no lo percibí.
Humea la olla y el horno derrocha calor y perfume.
Recorren la casita los aromas a verduras y especias.
Y mientras transcurre el tiempo fuera, pienso y escribo.
Traigo recuerdos bellos a mi piel.
Y me encuentro conmigo, y agradezco.



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