30 de octubre de 2019

Una de cal y una de arena.
La calesita sigue girando y una se queda, se sube o se baja de a ratos.
Elige y deja de elegir. Toma y suelta. Despliega las alas y las pliega para acurrucarse.
Una se mima y se detesta. Se juzga y se perdona.
Arranca y frena. Para volver a arrancar.
Pero en definitiva, decide sola.
Hoy me decido por la cal y la arena, por subir y bajar, por elegir, por tomar y soltar, por desplegar y acurrucarme, por mimarme y perdonarme. Y por volver a arrancar.
Mañana, quién sabe.

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