Anoche estaba desorientada. Comi helado. Me tomé un vino, y otro. Puse una serie. La quité. Elegí música, la cambié por cuencos tibetanos. Encendí un cigarrillo. Supe que debía dormir y no quise. No pude.
Porque esos espacios que trataba infructuosamente de ocupar, seguían vacíos.
A esta hora, cerca de medianoche, yo me sabía sola y durmiendo.
Ahora no.
Ahora no sé. No me sé sin vos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario