Yo quiero,
o no.
Yo pongo el
corazón, el cuerpo, el alma, las vísceras. O nada.
No sé de
medias tintas, se ve que no aprendí.
Abro mi
vida como una gran ventana, la comparto, incluyo, sumo.
Tengo en
cuenta, admiro, sueño, elijo. Me juego entera.
Y espero contagiar,
claro. Pero espero, no obligo.
Juego con
todas mis cartas el juego del amor, porque tengo una sola oportunidad en este
camino de dos. Y como siempre, elijo apostar y arrepentirme si es necesario, de
lo hecho. Jamás de lo que no intenté, porque si yo sentí que vale la pena…vale.
No me
siento la mejor, pero menos la peor.
Y cuando
quiero atajate, porque mi dar no tiene límites. Dar, darte, me completa.
Y si no
logro contagiarte, como soy mujer lloro un tiempo con las pocas lágrimas que me
van quedando, agrego una cinta violeta más en mi cajita de bellos recuerdos,
esperando siempre que sea la última.
Y que
alguna vez alguien elija quedarse, evitar que agregue más cintas violetas, y le ponga el moño a mi vida. Ojalá seas vos.
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