1 de octubre de 2015

Tiempo para no pensar

Necesito tiempo para pensar.
Recalculando...
Necesito tiempo para NO pensar.
Metí el corazón y me volvió el rebote bidireccionado: al corazón y a la cabeza.
Hace un tiempo, llenarme de actividades era terapéutico. Hoy perdió sentido.
El tiempo me sabe tan relativo como a Einstein, pero de manera diferente.
Le tomé el gusto a no pensar, que no estoy segura si es realmente eso...la indeterminación es parte de la sensación.
La oportunidad de vaciar mi cabeza de contenido mundano y dejarla volar a un más allá mágico y desconocido se convirtió casi en una necesidad. Visceral, como comer.
Y en mi cabeza, en mi particular cabeza llena de tanta cosa, el desafío es Gigante. Tanto cargar, para llegar a la conclusión de que ese no era el camino. O sí. Para encontrar el opuesto.
Sacar, correr, quitar, vaciar, hacer espacio, tiempo. 
Remoldear el instinto tan formateado durante años para provocarlo hasta desandar y retomar. 
Desconectar la obligación de las ganas. Hacer como medio, y no como fin.
Poner lo mejor cada día en lo que se hace, sin llegar a que sea lo único que se hizo.
Con necesidad de otro vuelo, más amplio, más lejos. Y que sea posible.
Aprender a repartir la energía, para que la mayor parte vaya hacia donde mejor me vibra.
Llenarme de preguntas y de ganas de respuestas.
Y desacelerar...no sé cómo. Todavía no sé. 
Escuchando quizá, a los que vuelan más alto.




No hay comentarios: