· El cariño, no se mide por la cantidad de veces que nos
vemos a la semana. Ni por los favores que nos hagamos, ni por las confesiones
ni por los cafés compartidos. Se mide por la calidad y la complicidad de esos
instantes vividos.
·
La confianza va más allá de un “tú me das yo te doy”. Es un “estoy aquí
para ti”, y con ello ya no hay necesidad de decir más, el
cariño y la complicidad está implícita en ambas partes.
·
En este tipo de relaciones, y con estas personas, podemos ser nosotros
mismos en toda nuestra profundidad, matices y detalles. La otra
persona conoce muy bien nuestras sombras y defectos, sin embargo, casi sin
darse cuenta nos va ayudando a ser mejor de lo que éramos ayer.
Hay personas de esencia
verdadera, de sonrisas auténticas que nos enseñan a ser más completos. En
ocasiones, todos necesitamos de estos encuentros, porque la vida no es solo un
trabajo, comer, manejar el coche o comer con la familia.
Vivir es dejarse sorprender y permitirnos lo imprevisto, es dar la
entrada a estas relaciones positivas que nos traen vientos nuevos que
enriquecen mente y cuerpo, y que casi sin pedir permiso… se van instalando en
nuestra alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario