28 de enero de 2016

Vacaciones 2016

Gracias. Gracias. Gracias.
Porque se dio y me animé. Y te animaste.
Porque tenés un humor hermoso que mantiene la paz.
Porque me dijiste que sin que me diera cuenta, me ibas a sacar el resorte del culo.
Porque manejás tranquilo y divirtiéndote y le decís a los vecinos de tránsito “Van a tener que hacer fila para chuparme los huevos. Y acotás: no te preocupes que después me desinfecto, pero para ellos no me depilo.”
O les decís chupiripitame la piripitonga.
Porque te gusta el mar, meterte y jugar. Y quedarte hasta que se arrugan los dedos.
Porque comés cualquier cosa, magníficos mariscos, o arroz con arvejas y choclo. Y disfrutás todo.
Por los partidos que perdí al truco y a la paleta.
Por la arrinconada en la bañadera y la ducha interminable.
Por la energía sacada de no sé dónde y brindada a borbotones.
Por arreglar los levantavidrios conmigo y reírte del percance, o encajarnos en un médano en medio de la tormenta y tomártelo con toda tu calma y sólo esperar.
Por ser vos y dejarme ser yo, sin límites. Ningún límite.
Por tu despiste que se parece al mío, que nos llevó a intentar abrir un auto que no era nuestro. Por salir disparando conmigo y reírte de nuevo de nuestra locura.
Por tu tiempo, tus mimos y tu compañerismo.
Porque me ensañaste a alegrarme por tu alegría de reencuentros, y porque pude compartirlo viéndote feliz.
Por ser mi chofer. Por elegir el mar, las sierras o la laguna con la misma buena disposición.

…y después pretendés que no te rapte!


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