18 de noviembre de 2015

Aprender de grande



Uno se pasa la vida aprendiendo. Aunque hay etapas para cada cosa pautadas por el otro, que hacen incómodo seguir aprendiendo.
Estudiar  en lo académico de “grande”, cursar, rendir, es un caso. De a poco y paso a paso, uno debe correrse de la mirada del otro y aceptar que tiene mucho para aprender. Que la experiencia y los años dan mesura, vocabulario, responsabilidad, pero no más. Hay tanto que no se sabe, y no tiene por qué saberse.
Me gusta sorprenderme con eso. Lo disfruto.
No voy a volver a hacer una carrera formal de nada más. Me lo prometí, y lo prometí. Pero me quedan cuentas pendientes, libros por leer, autores por consultar, desafíos por atravesar. Siento que me queda mucho sin aprender.
Paralelamente está el resto de la vida, y ahí también parece que me queda un trecho. No sé cuánto voy a vivir, nadie sabe. Pero cada día aprendo y siento que crezco, y agradezco tener a cada persona que me enseña. Esto de tener cerca personajes valiosos es fantástico, te enseñan primero a escuchar y después a valorar lo que se escucha. Y tienen mucho valorable para decir.
Cuestión que acá estoy, a los 51, entendiendo que siempre falta mucho, que no llegué a ninguna parte; y lo más importante: que no quiero llegar. Solo quiero seguir, hasta donde me de el cuerpo y con la compañía que me haga mejor en el camino y que justamente, parece que estoy aprendiendo a elegir.


No hay comentarios: