Nunca me había pasado algo así, encontrarme en un texto de otro. Como en un espejo, con palabras bellas, duras, reales. Gracias Malena Martinic Magan.
“violeta”
-
Cómo me gustan las mujeres fuertes- le dije mientras compartíamos un cigarrillo.
- Yo no soy fuerte- aclaró haciéndose cargo de mi admiración.
Hay mujeres que bailan suavemente con un compañero de tiempo inmemorable, hay otras que bailan con una amiga. Hay quienes lo hacen abrazadas, otras que se inspiran y danzan solas, hay otras que bailan con su sombra, otras que sonríen mientras bailan con un hijo, otras que bailan en murgas, en escenarios, en la tierra de Santiago, en una piscina.
Hay mujeres que bailan una idea, un poema, una marcha. Hay otras que danzan dolores, en la plaza y con pañuelos. Hay mujeres que bailan mirando hacia abajo, otras altaneras, otras mirando a la par, solidarias.
Hay quienes danzan alegría, furia y tristeza, otras bailan al amor.
Hay mujeres viejas que bailan hace rato, otras que están aprendiendo a bailar, hay otras que enseñan...
Mujeres que cambian de bailarín a diario, mujeres que se aburren o divierten bailando, mujeres que se cansaron ya de bailar y están caídas...sin aliento.
Mujeres que bailan con un arma, sobre tacos, con botas, en zapatillas, descalzas.
Mujeres que elijen parir en una danza.
Todas me inquietan.
Pero la mujer de la que hoy les hablo...ella bailó con la muerte
- Yo no soy fuerte- aclaró haciéndose cargo de mi admiración.
Hay mujeres que bailan suavemente con un compañero de tiempo inmemorable, hay otras que bailan con una amiga. Hay quienes lo hacen abrazadas, otras que se inspiran y danzan solas, hay otras que bailan con su sombra, otras que sonríen mientras bailan con un hijo, otras que bailan en murgas, en escenarios, en la tierra de Santiago, en una piscina.
Hay mujeres que bailan una idea, un poema, una marcha. Hay otras que danzan dolores, en la plaza y con pañuelos. Hay mujeres que bailan mirando hacia abajo, otras altaneras, otras mirando a la par, solidarias.
Hay quienes danzan alegría, furia y tristeza, otras bailan al amor.
Hay mujeres viejas que bailan hace rato, otras que están aprendiendo a bailar, hay otras que enseñan...
Mujeres que cambian de bailarín a diario, mujeres que se aburren o divierten bailando, mujeres que se cansaron ya de bailar y están caídas...sin aliento.
Mujeres que bailan con un arma, sobre tacos, con botas, en zapatillas, descalzas.
Mujeres que elijen parir en una danza.
Todas me inquietan.
Pero la mujer de la que hoy les hablo...ella bailó con la muerte
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